Al sur de la República Argentina, específicamente en la Provincia de Chubut,
hacia la costa del Atlántico, se encuentra la Península de Valdés, un territorio
conecta al continente por el ismo Carlos Amegino, con una superficie de 3600
Km, el mismo tiene forma de hongo, está
flanqueado por los Golfos San Matías, San José y el Golfo Nuevo, con un clima árido,
seco, una topografía plana así como temperaturas de menos 5 grados en invierno
y hasta 45 grados en veranos, es uno de los patrimonios naturales de la
Humanidad, decretado por la UNESCO, por la basta y rica fauna que habita en la
zona, ya sea en la tierra, el mar o el aire, constituyéndolo en un reservorio único
en el mundo.
El ícono de la región es la ballena franca
austral, que elige las costas del Golfo para reproducirse y dar a luz a sus crías,
durante los meses crudos meses del invierno austral ya que por su geografía las
aguas son mucho más cálidas, pero no sólo estos enormes mamíferos eligen las
aguas de Valdés para seguir perpetrando su especie, porque los sinópticos pingüinos
de magallanes toman las costas de Punta Tombo y de la Estancia San Lorenzo, de la cual
hablaré más adelante, para hacer sus nidos, aparearse y empezar a criar a sus
pichones hasta que ya pueden valerse por si mismos. Se estima que, entre las 2 pingüineras,
hay casi medio millón de pingüinos, siendo San Lorenzo la que en la actualidad
tiene la mayor tasa de natalidad y de los 2 huevos que pone cada hembra en
promedio 1,5 sobreviven en dicha Estancia, mientras que tristemente en Punta
Tombo, sólo 0,7 de los huevos sobrevive el primer año. San Lorenzo, pasó de ser
una estancia con una historia hostil hacia los animales, ya que en sus orígenes
además de la producción de lana, proveniente de la cría de ovejas, también
extraían aceite de los lobos marinos hasta 1953 en un factoría en sus tierras,
pero todo esto quedo atrás, transformándose y convirtiéndose en un referente del
turismo sustentable y de conciencia, cuando un grupo de pingüinos empezó a
anidar en las costas de la propiedad, porque vale la pena destacar que a pesar
de que la Península es Patrimonio de la Humanidad, todo su territorio es propiedad
privada, los dueños de la estancia vieron una oportunidad, limitaron el
espacio, prohibiendo el ingreso de extraño a la zona, así como ayudaron a hacer
nidos los pingüinos, lo que atrajo más y más pingüinos, hoy en día se calcula
que hay más de 500.000 pingüinos y siguen creciendo. San Lorenzo, aprovecho
esto para promover opciones turísticas, centradas en la educación, respeto y conciencia
de sus visitantes, si bien los pingüinos no pueden ser utilizados como alimento
o tener un uso, son un excelente termómetro de la salud de nuestros océanos,
así que su conservación y cuidado es necesaria.
A las costas de Valdés también llegas elefantes y
lobos marinos, ya sea para reproducir y pasar el duro invierno, es posible observarlos en sus grandes grupos,
retozando en la playa o lanzándose al mar para cazar, comer o huir de uno de
sus principales depredadores, las Orcas, quienes en esta zona desarrollan una
conducta única, se acercan a la costa, e
inclusive llegan hasta la orilla para atrapar a los desprevenidos elefantes marinos, que en tierra no tiene esa agilidad
y rapidez que los caracteriza en el agua. Un poco más alejado de las costas de
la península, los visitantes podrán ver otra especie características y única, la
tonina overa. Una especie más pequeña de delfín de color blanco y negro que también
puede ser avistada.
Para disfrutar de la fauna, primeramente, se debe
tener en cuenta, que no todo el año se visualizan todas las especies, ya que
hay épocas como por ejemplo de junio a noviembre o diciembre donde se podrán
ver a las ballenas francas austral, al igual que a los pingüinos quienes migran con el paso de
las estaciones, por eso es importante conocer e investigar las mejores fechas
para realizar un viaje. Otro punto importante es realizar las visitas con respecto,
puesto que la Península en sí es un santuario, custodiado y cuidado por organismos
que se encargan de su protección y conservación, las observaciones de la fauna
se realizan dentro de entornos naturales, nosotros somos los visitantes. A su
vez toda la industria turística de la región está focalizada en un turismo sustentable,
donde una de sus consignas es la de informar y concientizar a los visitantes, en
la importancia de cuidar y proteger estas especies, en cómo nos relacionamos
con nuestro ambiente, así con aprovechar y mejorar, tanto es así que Puerto
Madryn, la ciudad más cercana a Península es la capital del buceo, así como la
ciudad con más científicos de la Argentina por habitante.
Para más información, te invito a chequear:
https://peninsulavaldes.org.ar/
https://pinguinospuntanorte.com.ar/
https://chubutpatagonia.gob.ar/destino/area-natural-protegida-peninsula-valdes/
Me encanto, me hizo imaginarme el lugar y querer visitarlo ❤️
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