martes, 13 de octubre de 2015

Travesía en Maiquetía Parte II

Lo primero que hizo que hice al tener mi maleta en mis manos fue notar lo poco que pesaba, en comparación con antes, al abrirla rápidamente note que faltaba muchas cosas, y que faltaba, pues esto:
-6 relojes, 2 bolsos deportivos, 6 perfumes, una cartera, una plancha para el cabello, el cable de mi laptop, mi kindle touch, 2 paquetes de chocolates grandes,  4 jabones de tocador, 4  potes de vitamina C , 2 de potes de Centrun, 3 desodorantes, 2 potes de Calcio, fueron tan carroñeros que hasta marcadores y lapiceros que traía en una caja me los robaron.
        Quiero destacar que exceptuando las cosas que hacen falta en el país las demás cosas viajaron conmigo a Canadá y no fueron robadas.
        Me tuve que trasladar en bus desde Barquisimeto esa misma noche, puesto que los reclamos se hacen directamente en el aeropuerto y no debe haber pasado más de 24 horas, des que recibí la maleta.
        Es en este punto cuando mi historia llega a un nivel de otra dimensión digno de una película de horror de los 80s. Al llegar a Maiquetía, específicamente a las oficinas de la reconocida aerolínea, primeramente la gerente no  me quiso dar el nombre del empleado que me atendió, ella lo llamo y él muy descarado me atendió sin mirarme a los ojos, su lenguaje corporal me decía que temerosos (soy psicóloga), pero se arropaba con agresividad y mala educación, éste no se me quiso identificar, y cuando le reclame  empecé a reclamarle por el hurto simplemente se escudo diciendo “ la aerolínea no reconoce objetos caros” yo aún no había mencionado las marcas o el costo de los relojes, este hombre sabía que habían cosas caras.  El hombre, al  cual llamaré “El pelón” por ser calvo que el  mismo no tenía ninguna responsabilidad y que pudo haber sido cualquiera, cuando anteriormente me había dicho que esa maltea sólo era toda por personal de la aerolínea y que tenían un circuito de cámaras internas para garantizar la seguridad de las mismas, así como acceso restringido al depósito de la aerolínea. Le interrogue sobre ello y  me dijo que él no tenía competencia para responder eso. Seguidamente apareció el jefe de seguridad quién dijo que él era el único autorizado para hablar de eso, pero que conmigo él no hablaría porque yo tenía mi celular conmigo y lo iba a grabar y que eso era ilegal, le dije que a mí me habían robado y él me viene a decir que yo soy al que comete un delito. Además le dije que a ellos les convenía averiguar y saber mi caso porque tiene un ladrón allí adentro y el hombre me grito que No, pensé que me golpearía porque se torno sumamente agresivo y empezó a gritarme que no iba a hablar conmigo, y que no me iba a atender, porque ahora no  le daba la gana, ante su actitud grosera y violenta le dije que no me gritara puesto que eso era violencia de género y que podía denunciarle, él muy descarado simplemente me volvió a gritar hazlo a ver y moviendo sus manos en señal de desprecio para cerrarme la puerta en la cara de su oficina, a la cual se accede es con llave electrónica especial, individualizada, al igual que todas las dependencias de esa aerolínea, según me comentó “el pelón “.
        Ante estas ofensas me dirigí al Órgano autorizado por el aeropuerto de índole Nacional a realizar la respectiva denuncia, pero cuál es mi sorpresa que al llegar allí me dicen los funcionarios que primero debo denunciar ante al aerolínea para que ellos me puedan recibir la denuncia, sentí tantas ganas de llorar, tanta frustración, de ver  como la injusticia, el vandalismo impera en el país y los supuestos órganos que están para el ciudadano, ¿donde están?. Ante mi desesperación, una funcionaría me tomó la denuncia y envió a otro fiscal a la Aerolínea para mediar, así como lo lees para mediar y que pudieran atenderme. Esto sin embargo no es lo más patético, lo peor del caso es que allí en los depósitos de las aerolíneas pueden asesinar a alguien según lo que me explicaron y quienes deben realizar la investigación pertinente es la aerolínea en primera instancia y luego los órganos venezolanos, me entero que los espacios de las empresas aéreas internacionales tiene una especie de inmunidad diplomática, en plan embajada.
        Finalmente fui atendida por un funcionario de la aerolínea, el jefe de maletas, quien vale la pena destacar ni me dejo pasar a las oficinas, atendiéndome en el pasillo, que cosas trato de criminal a la víctima de un hurto. Este pequeño hombre, estaba fastidiado de mí y hasta se rió cuando el comenté mis objetos perdidos, conteniéndome presté absoluta atención a  todos los pasos del proceso de reclamo,  así como la investigación que lleva a cabo la compañía.
        En primer lugar la denuncia se realiza en inglés pro mail a la compañía matriz, quien manda una orden para que los empleados venezolanos realicen una investigación interna,  luego estos resultados van a USA, donde son procesados y se admite el reclamo, en este punto pregunté qué pasaría si se descubre que fue un empleado de la empresa, porque quesera verle a la cara para decirle lo mal que está en la vida y que si quiere cosas caras que trabaje o busque otro empleo, el hombrecito, porque es bien bajito, me dijo que eso se mantiene interno en la empresa y no sale al público (impunidad, y pasan por encima de las leyes venezolanas). Mientras esto acontecía el funcionario público que sirvió de mediador conversaba amenamente con los funcionarios de la aerolínea dentro de las oficinas, este mismo funcionario me comentó posteriormente que sí quería efectividad y una respuesta hablará con alguien se tenía una “palanca” el pan nuestro en Venezuela, la única justicia en el país, el amigo, el conocido, el familiar, “LA PALANCA”, hasta cuando esta justicia de nepotismo, es que no somos todos iguales ante la Ley, es que no hemos pasados más de 15 años escuchando un discurso que promueve valores de equidad e igualdad, púes déjame decirte que no, aún nos carcome el cáncer de tiempos pasados, quizás porque lo único que hemos cambiado es los colores de los partidos que nos gobiernan, pero seguimos con la misma mentalidad de hace más de 50 años.
        Tras estos baldes de agua fría, decidí irme a comer algo, porque mis fuerzas se estaban yendo, no por el cansancio sino por la decepción. Tras la pausa, retomé mi travesía de denuncias, esta vez, fue en el puesto de la Guardia Nacional, donde unos de sus funcionarios claramente me dijo, no pierdas tu tiempo con esto, si le pedimos las cámaras a las aerolíneas, nunca se ve lo que grabaron ese día, o están dañadas, entre otras, ellas siempre se salen con la suya. No se supone que en nuestro territorio nacional este tipo de abusos de empresas extranjeras no deberían de estar sucediendo, de nuevo te digo siguen pasando.
        Por no dejar, fui hasta la Fiscalía, donde una señora muy amable y consiente de las mafias, los robos que ocurren en el aeropuerto, me atendió y envió a otra oficina de la Fiscalía donde, me dijeron simplemente que la posibilidad de encontrar un culpable o la verdad era mínima, puesto que era muy difícil investigar ya que las aerolíneas son las que tienen el acceso total así como control de esas áreas, con este último discurso me convencí de la profundidad de la crisis moral y social que vive Venezuela, que va más allá de una sociedad polarizada, llegando a niveles estratosféricos, donde el sistema de derechos es un sueño utópico, así como la justicia.
        Hace ya cuatro meses de todo esto, sólo te puedo decir que la aerolínea me pago, y que puedo comprarme con eso pues el cable de mi laptop y la plancha, no hubo nota de disculpas, ni culpables, a esta hora, ese ladrón o ladrones atarán llegando a sus casas de su trabajo en el aeropuerto de Maiquetía, aguardando otro vuelo que llegué de Miami para emboscar a otro incauto.


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