Para nadie es un secreto que nuestro
país no se encuentra en s u mejor momento, no sólo por la terrible crisis
económica que estamos atravesando, la falta de confianza en las instituciones
del Estado o de transparencia en cómo es manejada la justicia, los asuntos
financieros e inclusive cualquier investigación, por hablar de aspectos algo más tangibles, sin embargo al
hablar de el fenómeno que ocurre actualmente en Venezuela debemos detenernos para hablar largo y extendido de la crisis de
moral que afrontamos, y ¿de qué hablo exactamente?. Púes para empezar tenemos
la tasa más alta de embarazo en adolescentes de Latinoamérica, una de las tasas
de homicidios más altas del mundo, situando a Caracas entre los primeros puestos
durante varios años seguidos en lo concerniente a rankings sobre muertes
violentas; nuestras cárceles no se quedan atrás en lo que respecta a la
violencia, trasladando esos microcrosmos del crimen, el consumo de drogas, alcohol
a las llamadas Misiones Vivienda.
A todo lo mencionado con anterioridad, tenemos que añadirle la polarización
política, la escasez, migración de familiares o amigos, el bachequeo y colas
interminables, lo cual ha repercutió irremediablemente en la salud mental del
venezolano, aflorando emociones tales como la rabia, frustración, miedo, las
cuales son aceptables, pero en el caso venezolano han llegado a nuevos límites,
ya que las mismas han venido perdurando en el tiempo, lo cual ha desencadenado
el aumento de trastornos tales como,
estrés post traumático, paranoia, depresión, fobias sociales, trastornos
de ansiedad generalizada, ataques de pánico, trastornos del sueño, entre otros.
Igualmente problemas con el consumo de alcohol, cigarrillo y drogas se han
disparado, puesto que son vistos como métodos rápidos de desconexión con la
realidad problemática que atravesamos. Ahora bien, estas sustancias son la
causa de problemas mayores puesto que inciden en el funcionamiento del organismo,
y están asociados a enfermedades tales como, infartos, problemas del corazón,
diabetes, ACV, cáncer, cirrosis entre otras, lo que a su vez es otra situación
de estrés tanto para el paciente, como para los familiares, complementado así el
cuadro de problemas.
Es, esta crisis en lo que respecta a la salud mental, o lo social lo que
me concierne como estudiosa de la conducta y preocupa, por ello he aquí unas
recomendaciones:
-Aceptar que hay cosas que yo no puedo cambiar, como el país, la
mentalidad de todos los venezolanos, la viveza criolla, entre otras, pero que
SÍ puedo cambiar mi actitud ante cosas siendo mejor ciudadano, siendo educado y
¿cómo haces esto?. Simple: diciendo estas palabras mágicas “gracias, por favor,
buen día, de nada o a la orden”.
-Regálale una sonrisa a 10 personas cada día, empezando por el más importante,
la persona que ves cada día en el espejo.
-Ten una actitud positiva, aunque las cosas vayan mal o parezcan
imposible de mejorar. Una psicóloga de Harvard descubrió en un estudio que las
personas que aunque se finja una sonrisa, una actitud, constantemente se vuelve
en algo real.
-Plantéate un objetivo en la vida. Las personas que tienen un sentido de
vida o un por qué luchar pueden sobrevivir o pasar las pruebas más difíciles.
Un psicólogo llamado Viktor Frankl sobrevivió en los peores campos de
concentración durante la II Guerra Mundial porque siempre pensó y se planteó cómo contaría a los demás lo que vivía en ese
infierno.
-Ten una vida social activa, pero no sólo por Facebook o Instragram, reúnete
con amigos, colegas, familiares, para comer, charlar de temas que no te generen
estrés, también puedes unirte a un club, grupo o practicar algún deporte o
hobby que te guste y motive.
-Llevar un diario o cuaderno de notas ayuda a desahogarse y drenar, más
que una botella de cerveza que puede llevarte a la muerte.
-Sal de la rutina, no es necesario hacer un viaje o gastar mucho dinero,
sólo cambia la ruta por donde te movilizas, cambia de look, come algo distinto o nuevo, háblale a alguien
que jamás le hayas hablado o simplemente intenta algo diferente.
-Contempla la naturaleza, aunque sea el jardín del vecino, lo distintas
que pueden llegar a ser las plantas, los animales e inclusive los humanos, aprécialo.
-Finalmente, si te sientes muy agobiado, estresado o deprimido acude a
un psicólogo, no son para locos, sino para personas con dificultades,
problemas, o que desean una opinión experta en referencia a una situación. Los
brujos, gente del tarot, santeros, etc, sólo quieren tu dinero, porque la única persona que puede solucionar
sus problemas eres tú si estás dispuesto. Otros profesionales pueden ser coach,
orientadores de la conducta, pastores e inclusive sacerdotes.
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