¿Sabías que los componentes de
una computadora pueden tardan en degradarse de 10 a 300 años?
En los últimos 20 años la
adopción tecnológica a nivel mundial ha crecido de forma vertiginosa, lo cual
ha facilitado y beneficiado la vida de millones de personas. Pero este boom tecnológico
viene acompañado de algo no tan bueno y sobre todo para el medio ambiente; los
residuos tecnológicos.
Los
residuos tecnológicos no sólo representan un peligro para el ya comprometido y amenazado
medio ambiente, sino que son un desperdicio
de posibles recursos para disminuir la enorme brecha digital que aún tenemos en
regiones de Latinoamérica, donde todavía grandes cantidades de personas de
todas las edades no tienen acceso a la informática. Esta inquietud más el colapso
económico de la Argentina en el año 2001, impulsó a María Eugenia Estenssoro y
Haroldo Grisanti, a llevar a cabo una revolución digital, con el firme propósito
de “libertad” y “equidad” para todos los argentinos, mediante el acceso a herramientas
digitales para que cada persona pueda alcanzar sus sueños.
Así
nació la “Fundación Compañía Social Equidad” con la premisa de que “Creemos
que la informática y, sobre todo, Internet, son el símbolo de la justicia
social, porque te permiten acceder a muchas otras cosas”. En los
primero años la Fundación se centró en reducir la brecha con los Centros
Digitales Comunitarios, ofreciendo alfabetización digital y acceso a Internet, pero fue hasta que en el
2004 cuando ocurrió el punto de inflexión, la puesta en marcha del “Taller”, lo que empezó a
modelar y cambiar para siempre el rumbo de la Organización. El Taller, es la
unidad de la Fundación que se encarga de reparar, reacondicionar y preparar los
equipos informáticos (computadores, teclados, monitores, mouses, router, entre otros)
que han sido donados para luego ser enviados a escuelas públicas, hospitales
públicos y organizaciones sociales en todo el país.
A partir de ese hito, la Fundación
se dedicó a generar vínculos e incentivar a las empresas privadas a ser
socialmente responsables y particulares que quieran a aportar donando hardware
u otros componentes informáticos que tengan a disposición, así como desarrollando
y expandiendo las funciones del Taller.
En años más recientes, se le ha
unido al Taller un compañero perfecto, que complementa su actividad, así como
proporciona mano de obra para las tareas del mismo. La escuela de capacitación técnica, ofrecer a personas que no tienen acceso directo a la informática
programas formativos y prácticos, para así promover la inversión e inclusión
laboral y social de estos individuos, en un campo con mucha demanda y en
constante crecimiento. Adicionalmente, la escuela diseña y prepara propuestas
educativas-tecnológicas para escuela públicas de toda la Argentina, con el fin
de promover la innovación en la enseñanza.
Ahora hablemos del enorme impacto
en números de la Fundación:
·
Más de 36.000
computadoras donadas.
·
Más 600 empresas
donantes.
·
Más de 5.400
instituciones beneficiadas.
·
Más de 15.000
alumnos capacitados.
·
Más de 3.500 alumnos
capacitados en otras instituciones.
·
Más 1.700 toneladas
de residuos electrónicos recibidos.
En adición, la Organización ha sumado algunos servicios para poder seguir
sosteniéndose, entre los que destacan:
- Campañas Internas de Recolección de Residuos
Informáticos: enfocadas en empresas para promover conciencia ambiental
entre empleados y hacerlo de manera efectiva.
- Acciones de Responsabilidad Social Empresarial:
asesoramiento y acompañamiento en el proceso de RSE de las compañías que lo soliciten.
- Alquiler de PC reacondicionadas: a empresas.
- Voluntariado Corporativo: formación de agentes de
cambio, mediante jornadas de trabajo voluntario en el Taller, así como la
participación de una charla en economía circular.
Finalmente,
vale la pena destacar como la Fundación
se anticipó a principios del siglo XXI
lo que los desperdicios electrónicos podrían representar para el medio ambiente.
Pero hoy más que nunca su labor es necesaria, ya que a la reciente cultura de lo
“fast” los residuos electrónicos se
multiplican en algunos sitios, mientras que en otros, a penas la gente tiene
electricidad, pero con el compromiso de
ONGS y empresas con RSE, esa enorme brecha cada día se puede hacer más corta y
cada uno de nosotros podemos ayudar, ya que
la Fundación abre sus puertas a donaciones de personas particulares en
su sede del barrio porteño de San Telmo, donde se encuentra el Taller, para
ello les comparto la Web oficial donde podrán encontrar más información, acá
abajo:
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