Hace ya han pasado más de 10 años desde que la
popular serie de HBO “TrueBlood”, basada en la saga literaria “The
Southern Vampire Mysteries” de la autora norteamericana Charlaine
Harris, quien nos trajo un universo de creaturas, siendo el eje principal los vampiros.
En este universo de Harris, los “no muertos”, convivían con los humanos, tenían
derechos en algunos países y los reclamaban, eran las estrellas de lo programas
de TV, pagaban impuestos y por su puesto se enamoraban apasionadamente de los
humanos, pero ¿cómo esto era posible?, pues todo gracias a la maravillosa
sangre sintética o “True Blood” inventada por los japoneses con propósitos clínicos
y de poder tener sangre disponible para cualquier eventualidad, hizo que muchos
vampiros “salieran de closet”, como lo decían en la serie, y se mostraran al
mundo, lo cual afecto completamente a todo el planeta, más incluso que la
sangre en sí.
Pero, qué tal si yo ti
dijera querido lector, que Charlaine Harris en sus libros auguró el futuro y
que hoy es una realidad….
En Japón, un grupo de científicos de la
Universidad Médica de Nara está desarrollando una sangre artificial universal.
Sí, una sangre como la de “TrueBlood” que se puede usar en cualquier persona,
sin importar su grupo sanguíneo. Sin compatibilidades, sin esperas, sin
rechazos. Un verdadero salto para la medicina moderna.
Puede sonar a ciencia ficción, pero no lo es.
Esta innovación apunta directo al corazón de uno de los mayores desafíos del
sistema de salud: la dependencia del tipo de sangre y de donantes humanos.
¿Por qué esto importa tanto?
Desde que se descubrieron los grupos sanguíneos, hemos tenido que lidiar con
compatibilidades, pruebas previas y la escasez constante en bancos de sangre.
Una transfusión incompatible puede ser mortal. Y en situaciones límite
—accidentes, catástrofes, guerras— no hay tiempo para esperar el tipo correcto.
Además, la sangre natural tiene fecha de vencimiento. Dura entre 35 y 42
días, dependiendo del tipo. Si no se usa, se pierde. Si no hay del tipo necesario,
se improvisa. Todo esto genera un enorme desafío logístico y ético.
¿Qué están haciendo en Nara?
El equipo japonés desarrolló una sangre artificial a partir de hemoglobina
reciclada (de sangre caducada), encapsulada en una membrana lipídica sintética.
El resultado: una sustancia púrpura que transporta oxígeno y no genera rechazo.
Compatible con todos los grupos. Funcional. Práctica.
¿Lo mejor? Puede almacenarse a temperatura ambiente por dos años, y hasta
cinco si está refrigerada. Esto podría revolucionar la medicina de emergencia y
el acceso en zonas con pocos recursos.
¿Para qué serviría?
· En
ambulancias, hospitales y quirófanos: se usaría sin pensar en el grupo
sanguíneo del paciente.
· En
guerras, terremotos o misiones humanitarias: salvaría vidas sin depender de
bancos de sangre.
· En
zonas rurales o remotas: permitiría llevar ayuda médica sin requerir
infraestructura compleja.
· En
el espacio: sí, también se está pensando en llevarla en misiones espaciales de
largo alcance.
¿Qué impacto puede tener esto?
Según la OMS, se hacen más de 100 millones de donaciones de sangre al año,
pero muchas regiones del mundo siguen sin poder cubrir su demanda. La escasez
de donantes, el envejecimiento poblacional y los conflictos geopolíticos
agravan el problema.
Una sangre universal —segura, duradera y accesible— podría ser un punto de
inflexión. Reduciría muertes evitables, democratizaría el acceso a
transfusiones y permitiría respuestas médicas más rápidas y efectivas.
Y también hay preguntas
Como toda innovación poderosa, esta viene con desafíos éticos. ¿Será
accesible para todos? ¿Quién la producirá? ¿Reemplazará a los bancos de sangre?
¿Qué pasará con la cultura de la donación?
También está el tema regulatorio. Aún falta pasar por ensayos clínicos
masivos y aprobaciones internacionales. Pero el primer paso ya está dado, y eso
lo cambia todo.
La comunidad médica tiene
los ojos puestos ahora mismo en Nara, quienes ya han realizado pruebas pre clínicas
con mamíferos pequeños y los resultados han sido exitosos, sin embargo deben
realizarse más testeos, así como el seguimiento delos sujetos hasta llegar a
los ensayos clínicos con humanos que pueden durar de a 5 a 10 años.
El camino es largo, pero la
esperanza y la oportunidad de poder
salvar miles de vidas están más cerca, gracias a la tecnología, la ciencia la investigación, para nuevamente la realidad
superar a la ficción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario