Vivimos en un entorno Volátil, incierto, complejo y ambiguo, o mejor conocido como VUCA, por sus siglas en inglés, que cada día nos exige más y más, ya sea por la crisis económica a la vuelta de la esquina, los desastres naturales causado por los efectos más latentes y presentes del cambio climático, e inclusive los flujos migratorios generados por los conflictos o crisis como las que afronta Venezuela, a su vez vamos a sumar la información e interconexión en la que estamos envueltos, ya sea por los medios de comunicación tradicional y más reciente por las redes sociales. Ningún suceso o evento que ocurra en nuestro mundo globalizado e interconectado se nos escapa de las manos o mejor dicho de la pantalla.
Como especie ya venimos viviendo desde hace bastante eventos y circunstancias
que tallan con dolor, fuerza e inclusive sufrimiento nuestro carácter y espíritu,
desde un punto de vista biologicista es supervivencia, pero para los psicólogos
es la resiliencia. Este término popularizado en años recientes gracias
en parte a las Ted Talk, la misma es definida por la Real Academia Española
(RAE) como “la capacidad humana de asumir con flexibilidad, situaciones
limites y sobreponerse a ellas”. Si bien es algo sencillo, a nivel psicológico
es más profundo y no sólo nos ayuda a llevar estas crisis o situaciones adversas,
sino que también nos ayuda a salir fortalecidos.
Esta hermosa capacidad o regalo, nos permite como especie, sufrir, llorar,
pasar por situaciones terribles y adversas y poder seguir adelante, no nos hace
inmune a los problemas, al contrario, nos da herramientas para afrontarlos,
puesto que los problemas y desgracias son tan parte de la vida como las alegrías.
Algunas personas sufrirán más que otra, pero como decía el afamado psicólogo/psiquiatra
austriaco, sobreviniente del Soah u Holocausto, Viktor Frankl “no son las circunstancias,
sino la actitud ante ella, lo que nos define”. Pero poder ejercitar esta
capacidad, ¿existe alguna fórmula?, pues la mayoría de los psicólogos coinciden,
en que es algo que todos tenemos, sin embargo, podemos incrementarla con los simples
hábitos mencionados a continuación
ü Definir tu autoconcepto, es crucial no
sólo para ser resiliente, sino también para tener y ganar confianza en quienes
somos, esto también te ayudará a saber hacia dónde vamos y que queremos.
ü Creer en nosotros mismos, hay que empezar
por casa, si queremos ser amados o valorados por los demás, debemos iniciar con
nosotros mismos, querer quienes somos y aceptarnos, con cualidades y cosas para
mejorar. Creer en nuestros sueños y en lo que podemos llegar a ser.
ü El buen humor, afrontar los problemas con
una sonrisa y un rostro optimista es diferente a asumirlo con cara larga. Reírse
de la adversidad, nos permite descomprimir y hasta empezar a ver el lado bueno
de lo que estamos pasando.
ü Ser creativo, no limitarse o conformarse
con una única respuesta, no, hay que dejar que nuestra creatividad se ponga en
práctica y dejarla ser, mientras más usemos nuestra creatividad, mejores
resultados tendremos. Recuerda que
nuestro cerebro necesitará tiempo y constancia.
ü Aceptar ayuda y apoyo de otros, las batallas
y el peso del dolor se pueden compartir en equipo, ya sea un amigo, familiar o
terapeuta están ahí para nosotros. Pedir ayuda no es un símbolo de debilidad,
sino de grandeza y humildad.
ü Vivir
en el presente, aunque sea amargo o complicado, el estar en “el aquí y ahora”
nos permite mantener el foco y afrontarlo mejor, debido a que el pasado no lo
podemos cambiar, y mucho menos el futuro que ni lo hemos vivido, en ambos no
tenemos control, pero si en nuestro presente.
ü Dejar el papel de víctima, asumir este rol
parece lo más fácil, pero no nos lleva a ningún lado, nos estanca e impide
avanzar y perder la oportunidad de crecer y aprender de la adversidad.
Estas breves recomendaciones, sólo ameritan compromiso y constancia, como todo hábito, así como aprovechar cada oportunidad de vida para poder ponerlos en práctica, pero es importante saber que como especie ya tenemos esta mágica capacidad, que es mejor tener desarrollada inclusive en tiempos de alegría, cuando no es necesaria.
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