“El cambio es la única constante”,
es una frase bastante cliché, pero que sigue vigente porque vivimos en un mundo
volatín. Incierto, cambiante y ambiguo, por ello es que la ya mencionada sigue
en boga, pero ¿cómo sobrellevamos esto tanto como individuos y organizaciones?,
bueno hay diversos modelos y alternativas, de eso les vengo a hablar hoy, sobre
el modelo
creado a partir de los estudios de la afamada psiquiatra suiza Elisabeth
Kübler-Ross, quien fue en un principio mayormente conocida por su trabajo con
pacientes terminales y su teoría sobre el duelo (1969) y luego por su “Curva de
Cambio” o “Curva de Transición utilizado masivamente por empresas en todo el
mundo, así como consultores para llevar a cabo procesos de Gestión del Cambio
organizacional.
Para comenzar hablemos de que esta teoría se utiliza porque el cambio genera en mayor o
menor medida un sentimiento de perdida en las personas, sobre todo cuando es
algo inesperado, por ende es muy importante poder reconocer y trabajar en ello,
siendo entonces cuando los trabajos de la autora suiza aportan un modelo que
tiene varias etapas, las cuales voy a presentar a continuación:
Negación:
Esta etapa comienza en el momento en que las
personas reciben la información (con independencia del canal a través del cual
la reciban) de que la empresa está estudiando un cambio organizativo total o
parcial. La negación es la primera reacción natural en las personas y se
produce como medida de autodefensa, acompañada de una actitud de serenidad y
pensamiento racional, que les proporciona seguridad:
Algunas frases típicas de esta etapa son: “no pasa
nada, a mí no va a afectarme, ya he pasado antes por eso y aquí sigo”; “no
serán los primeros ni los últimos en intentarlo, pero el que sigo aquí soy yo “.
Resistencia:
Cuando no se puede seguir posponiendo la evidencia
se produce una etapa de resistencia, de incomprensión, en la que se adopta una
actitud defensiva como consecuencia de percibir una posible pérdida de estatus
y de confort. Las personas sienten que están ante un terreno de arenas
movedizas y no están preparadas para ello. Existe en este punto un rechazo
abierto y manifiesto al cambio y se buscan aliados entre bambalinas con el fin
de obtener apoyos y captar mensajeros que se ocupen de transmitir mensajes que
sustenten ese rechazo: la disconformidad de la plantilla, la garantía de
fracaso de aquel cambio, la falta de respeto de la dirección al no contar con
ellos, que sí saben cuál es la mejor forma de afrontar el futuro, que no es
otra que seguir como estamos, con lo bien que va la empresa y lo cómodo que se
trabaja. Hay sentimientos de enojo y culpa. As+i como buscar a los responsables
del cambio.
Algunas frases típicas de esta etapa son: “con los
años que me quedan… conmigo que no cuenten, “no me interesa”.
Exploración:
Esta etapa comienza cuando se toma conciencia de que ya no hay marcha atrás. Se produce un cambio de actitud, más proactiva, se empiezan a aceptar las novedades, se intuye que los miedos podrían ser infundados y se percibe que los cambios podrían ser necesarios y positivos. Se produce una apertura a adquirir nuevas experiencias y conocimientos e incluso a aportar ideas y la propia experiencia. Se empieza considerar los beneficios del cambio y el proceso que conlleva a ellos.
Compromiso:
Los cambios ya se están produciendo y están siendo
aceptados, se trata de una nueva realidad en la que todas las personas son
necesarias, pueden aportar y abrirse camino en el nuevo escenario. Es una etapa
de trabajo duro y constante, pero también amena y divertida en la que se valora
enormemente al equipo y se invita a participar a los rezagados.
La eficiencia y eficacia aumenta al tiempo que lo hacen el clima
laboral, la tranquilidad y la felicidad profesional.
Los cambios vienen y van en el mundo actual, la
clave es la respuesta del equipo, y sus lideres para afrontarlo por eso es importante
conocer a profundidad herramientas, modelos y métodos que permitan el mejor
desempeño posible.
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