Los últimos años han sido toda una revolución, no sólo en el campo de la ciencia o la tecnología, sino también en el ámbito de las emociones y de cómo las expresamos. Ahora es mucho más común escuchar o ver a figuras famosas como el príncipe William, quien con su esposa hablan y lideran fundaciones para promover la salud mental y temas relacionados con la inteligencia emocional, así como figuras del deporte admitiendo su vulnerabilidad emocional, pero que con la ayuda de expertos pudieron resurgir en su mejor versión.
El
cambio de mentalidad en comparación con el pasado ha sido contundente; estos
temas eran dejados para los psiquiatras o inclusive en algunas sociedades eran
un tabú, sin embargo hoy podemos ver su impacto hasta en los equipos de
desarrollo de software, asociados con personas frías, racionales o
clichés de sujetos robotizados, lo cual ha venido quedando atrás, hoy en día
empresas como Google o Facebook, en sus planes de carreras y competencias para
sus empleados hacen énfasis en temas como el control de impulsos, empatía,
habilidades sociales y hasta cómo se relacionan sus colaboradores, puesto
que en los nuevos entornos digitales la colaboración es un hito a alcanzar, más
allá del desarrollo y la experticia técnica.
Las
personas que tienen niveles alto de IE, tienen características específicas,
como son el autoconocimiento, es decir saben cómo se sienten y sus estados de
ánimo, así como su impacto en el ánimo de los demás; otro rasgo es la
autorregulación, que no es más que el control de los impulsos antes de actuar;
la empatía es otra característica imprescindible, no sólo para las otras
personas, sino también para sí mismos. Las habilidades sociales también están
presentes, puesto que las características anteriores, les ayudan a las personas
a relacionarse y reconocer las emociones de los otros, lo cual hace bastante
fácil su conexión. Finalmente, la automotivación juega un papel fundamental en
la IE, puesto que no se desesperan por el reconocimiento externo y ante la
adversidad pueden motivarse a sí mismos y tener la fortaleza para seguir
adelante.
Entonces ¿podemos aprender o mejorar nuestra IE? obviamente que sí, los seres humanos
tenemos un cerebro maravilloso, adaptativo y flexible, así como podemos
aprender un nuevo idioma, o habilidad también podemos hacerlo, es más a medida
que vamos creciendo y viviendo experiencias, ya sean negativas o satisfactorias,
ésta inteligencia se va desarrollando, no somos los mismos críos que teníamos
una rabieta por un juguete u otro capricho infantil. Más, sin embargo, como
adultos siempre podemos mejorar, por ello te traigo una serie de
recomendaciones simples y prácticas para ayudarte con ello:
-
Reconoce cómo te sientes y dale el nombre
correspondiente, las emociones tienen nombre, si bien a veces podemos sentir la
rabia como un ardor en la garganta, o la tristeza en el estómago, es importante
que esa somatización reciba en nombre correcto, por ejemplo “Me tiemblan las
manos, porque me siento impotente”.
-
Pregúntale sinceramente, mirándolo a los ojos
a otro, cómo se siente, esto nos permite conectar con los demás y empatizar,
así como es un puntapié para aprender a identificar las emociones de los demás.
-
Suprimir y reprimir no son una opción, el
punto en este sentido es moderar y regular esas emociones, así como encontrar
el espacio y momento adecuado para su expresión.
-
Al sentir que estamos desbordados, cuenta
hasta 10, 100, 1000, hasta donde sea necesario, pero concéntrate en la cuenta,
no rumees, céntrate en la respiración mientras cuenta. Toma distancia de la
situación o la persona, hasta que puedas regular como te sientes, una pausa no
te hará daño.
-
Escribe lo que estás sintiendo para liberar
ese sentimiento, también puede ayudarte a calmar.
La IE, es una actitud maestra como pueden ver que puede
favorecer o desfavorecer nuestras otras actitudes, por eso es importantísimo
ejercitarla, así como poder enseñarselas a nuestros hijos desde pequeños para
que al crecer sean individuos sanos. Sería fabuloso que este tipo de temas
también pueda ser parte del currículo formativo en las escuelas y no esperar
hasta a algún posgrado o formación específica para familiarizarnos con estos
términos, pero hoy tu puedes empezar desde tu espacio, ya sea laboral, familiar
o grupo de amistades, recuerda siempre no son las circunstancias, son nuestras
actitudes hacia ellas.
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